miércoles, 8 de junio de 2011

Merkel, no vale un pepino

Por supuesto, un fotomontaje porque no tuvo
ni la decencia de comerse un pepino español
cuando saltó el escandalo
Esta recriminación por supuesto se hace extensible a todos los miembros de su gobierno y a muchos de sus compañeros de partido. Desde hace varios días llevo siguiéndola de cerca y dándome cuenta del daño que le está haciendo a Europa y por ende a Alemania. Me gustaría sinceramente plantear 3 cuestiones.

  1. El escándalo de los pepinos que todavía no entiendo cómo se ha podido dar una alarma sanitaria sin llevar a cabo análisis. Y cómo se puede repetir el error con los brotes de soja.
  2. Cómo con 25 muertos y después de 20 días sin encontrar el foco, te vas alegremente a recibir la medalla de la libertad a Washington. Después de llevar 20 días haciendo “mutis por el foro” o más bien mutis por Berlín.
  3. Cómo se te ocurre decir que en Europa del Sur se trabaja menos que en Alemania cuando los datos demuestran todo lo contrario y cuando convives con franceses del otro lado del Rin que verdaderamente trabajan menos, pero son los que mejor trabajan del mundo (La productividad de los trabajadores franceses es la primera del mundo).

Acaso no se da cuenta del daño que está haciendo a la imagen de Alemania en Europa. Alemania es la columna vertebral de Europa, económica y políticamente. La construcción europea ha encontrado siempre en Alemania su más fiel aliado por dos grandes razones, primero por convicción puesto que Alemania ha sufrido salvajemente la ausencia del entendimiento entre los europeos y ha sabido cargar con la gran culpa de un sinsentido que no sólo ella creó, pues ni Petain, ni Franco ni tantos otros fascistas europeos eran alemanes. Y segundo por interés, si por algo en los 80 hablábamos del poderío económico alemán es sin duda gracias al Mercado Común. Por lo que es muy necesario que los alemanes y las alemanas den la espalda a la estrategia egoísta y funesta que lleva a cabo la Canciller.

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