Mi profesora de Historia del Pensamiento en la UCM, Mercedes Gutiérrez nos alertaba antes de estudiar la Revolución Francesa de una reflexión Orteguiana muy pertinente. En una situación revolucionaria, el ser humano es capaz de reflexionar sobre lo que estaba fuera del debate e incluso pretender cambiar los presupuestos generalmente aceptados como inmutables. Ella nos ponía un ejemplo de dichos presupuestos, por ejemplo en Madrid en agosto se llegan a temperaturas de 45º grados y cuando te levantas por la mañana siempre te planteas como vestirte pero en general queda descartado el ir desnudo, cuando sería una opción si no fuera porque todo el mundo ha aceptado el presupuesto de ir vestido por la calle. Esto es a lo que los americanos llaman “Thinking out of the box”.
Esto le lleva pasando a la sociedad española desde hace un mes. El ágora pública española no acostumbra a los grandes debates y prefiere la actualidad y la riña política es por eso que nos encontramos anonadados (al menos yo lo estoy) ante la capacidad cívica y reflexiva de mis conciudadanos para reflexionar sobre el sistema político desde la raíz. La sociedad española ha dejado de resignarse, ha empezado a indignarse (a reflexionar) y espero que muy pronto empiece a constuir un cambio.
Pero la toma de conciencia por si sola ya genera un cambio. El cambio en la mentalidad colectiva es el cambio más poderoso que se puede operar en una sociedad, pues el resto del sistema antes o después termina reproduciendo este cambio.
Por eso España ya no es el país de ciudadanos dóciles que tan sólo se apasionaban por una riña política ancestral que enfrentaba a dos Españas. ¿Quién hubiera osado antes a preguntar al Príncipe? Gritarle, puede. Insultarle, también pero preguntarle. Parafraseando a Laura Pérez, ¿Habremos pasado de súbditos a ciudadanos?
No hay comentarios:
Publicar un comentario