Ya experimenté el año pasado lo que era volver a casa por Navidad, y la verdad que es una gran experiencia, sobre todo gracias al despilfarro lumínico de nuestro alcalde, siempre Madrid luce precioso.
Y en menos de 10 horas en la ciudad, que no me han cundido nada por la narcolepsia que sufro debido al desajuste horario. Pero ya me han empezado a llegar regalos… El no rotundo del Parlamento Europeo a la Directiva de las 65 Horas que me gustaría interpretar como una de las primeras campañas de la sociedad civil europea en el seno de la construcción europea que a la altura que hemos llegado es o único que falta para ser una realidad.
Una idea que rondó mi cabeza en Estados Unidos es que el Erasmus debe dar el paso para afianzar el Erasmus Mundus. Es evidente que los 22 años de Orgasmus entre los europeos nos ha ayudado a entendernos y conocernos pero si lo que de verdad queremos es construir una identidad común entre nosotros esta hermandad como mejor se consigue es en los guetos europeos por el mundo y en concreto en Estados Unidos, en el que juntitos cuando tenemos dos o tres americanos nos encanta recordarles que el café que beben no tiene derecho a llamarse café, que su comida tampoco tiene derecho a llamarse tal y que el transporte público estadounidense aparte de inexistente es infrahumano y que esperar a un tren hora y media por que pertenecen a diferente compañía clama al cielo… (y blablabla). Porque cuando se juntan dos europeos, la conversación "estos americanos están locos" puede durar horas siempre recordando con añoranza a Papa Estado Social Europeo, sin el que no podemos vivir felices y que ante cualquier americanada entona un « Mais ils sont fous » o un « Ma che cazzo e questo »… o un simple « flipo ».
Y en esta entrada de todo y de nada, una fotito de Nueva York nevando desde la ventana del apartamento de Antonio y a Luisa, Tenimba y yo, corazón del gueto europeo de Wesleyan University en Central Park.