Al parecer en Estados Unidos cuanto peor pronuncies esta frase, más categoría social tienes. Mientras los anglos se desviven por que se les oiga decir esta frase, los hispanos de primera generación intentan ocultarlo como el mayor de los secretos (salvo honrosas excepciones).
Hoy el camarero de una cafetería que frecuento los jueves, ha salido del armario, cuando le corregí pensando que era un anglo y le dije que lo que él llamaba “hongos” lo llamábamos “champiñones”. Como si de una confesión se tratara me dijo “Soy puertorriqueño pero nací aquí”.
La identidad de los hispanos es muy extraña, no se sienten estadounidenses en su mayoría, pero tampoco quieren ser de allá. Esto es una de las amenazas más serias que afrenta hoy la lengua de Cervantes (Anunció para los amigos del Manifiesto por una lengua Común, aquí es donde se discrimina a los hispanohablantes y donde se intenta hacer retroceder la lengua).
Hace una semana salió un estudio del Instituto Cervantes que decía que ya Estados Unidos es el segundo país en hispanohablantes tras México, relegando a España a la tercera posición cuando hace 15 años era tan solo decimoquinto. No quiero sumarme al triunfalismo con que se reciben estos datos en España sino avisar del fenómeno de diglosia atroz que corre por este país. El español es sinónimo de inmigración, fracaso, pobreza e incultura. Un juez en unas palabras muy desafortunadas dijo que “jamás nada importante se ha escrito en esta lengua”. De esto se hace eco la columnista Elvira Lindo con la que desgraciadamente tengo que estar de acuerdo (No es santo de mi devoción).
1 comentario:
Tanto se desviven que los políticos del país se desviven por soltar alguna frase y traducir sus páginas. Si hicieran esto en Cataluña...
El español es una de las lenguas más ricas y potentes que existen hoy día y es normal que su número de hablantes aumente y se abra camino a pesar de intentos de regulaciones y prohibiciones.
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