Este Papa, del que por fin conseguí sus fotos originales haciendo el saludo romano, no quiere dejar de salir en este humilde blog. Ahora sus declaraciones aperturistas sobre el uso del condón me han dejado de nuevo atónito. Para que no se me llame tendencioso, tengo que reconocer que me halaga que haya corregido aquel insulto a la razón en el que decía que el preservativo ayudaba a la propagación del VIH, escogiendo el privilegiado escenario de África y provocando hasta la reacción de ONUSIDA.
Pero ahora resulta que de esa eficacia del preservativo sólo se pueden beneficiar los hombres que ejercen la prostitución (No las mujeres prostitutas), como así fue mentado como ejemplo durante la ya tan cacareada entrevista. Las declaraciones fueron clarificadas posteriormente en una sublime demostración de la expresión huida hacia delante. Pues el ejemplo se convirtió en la única excepción valida para el uso de esta efectiva arma contra el virus del SIDA.
Intentando ser lo más objetivo que puedo pienso que a este hombre le están saliendo muy mal las cosas. Los abusos sexuales de la Iglesia le persiguen, su cruzada contra España le lleva a la hostilidad de la sociedad española que recibió su visita con unas cifras mucho más bajas de las esperadas, y aun peores si contamos a los que se besaban o protestaban su presencia. Pero la irresponsable conducta de la Iglesia con respecto al SIDA se está convirtiendo en un callejón sin salida. Esto está haciendo de su predecesor un angelito a los ojos de muchos, debido a que como dice aquel refrán tan sabio“Otros vendrán que bueno te harán”.
Como ateo me siento muy reconfortado por la labor que hace este hombre con cada una de sus declaraciones en las que desnuda los pecados de la Iglesia. Esta estrategia tan dañina para la Iglesia proviene de un Papa considerado un intelectual. Aunque no pueda juzgar esta faceta puesto que mi masoquismo no me da como para leerme alguno de sus libros. Masoquismo hacia la religión que parece ser una actitud compartida por muchos ateos pues no hace mucho fue publicada una curiosa encuesta por el New York Times en la que se evidenciaba que los ateos somos los que más sabemos de religión.
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