En mi adolescencia como un joven de izquierda más, me molestaba que el hispanista Raymond Carr y mi profesora de historia de las ideas Mercedes Gutiérrez criticaran la quema de iglesias durante la II República. Aferrandome al revanchismo adolescente. A el “algo habrán hecho” que siempre justifica cosas injustificables.
Y soñaba con la ley de 1905 sobre el laicismo de la Republique Française, y con aquel “España ha dejado de ser católica” de Manuel Azaña. Mientras soñaba con tiempos más laicos, descubrí que igual, la religión por si misma, no es el principio de todos los males, y lo que aun es menos subjetivo, que la religión es algo muy importante para muchas personas.
Y esto no quiere decir a los señores de la Conferencia Episcopal que todo el monte es orégano, ni mucho menos. De hecho pido al gobierno que la acofensionalidad del Estado nos sirva para integrar a las personas venidas de la otra orilla del Mediterráneo, y de paso liberalizar el coto privado de Nuestra Santa Madre Iglesia por una religión tanto o más española, el Islam.
Creo que en la nueva Ley de Libertad Religiosa se han de remover las trabas que impiden la enseñanza de la asignatura de Religión Islámica, que se permita el uso del velo en colegios, universidades y demás dependencias del Estado. Dicha asignatura ya se imparte en Ceuta y Melilla, y ya es hora de que llegue a la península.
Cosa más difícil, pero igual de valiente será la construcción de Mezquitas con dinero público (como se están subvencionando las iglesias de media España). Porque sin pertenecer a ninguna religión puedo empatizar, y creo que a nadie le gusta rezar en un garaje.
Y esto no quiere decir a los señores de la Conferencia Episcopal que todo el monte es orégano, ni mucho menos. De hecho pido al gobierno que la acofensionalidad del Estado nos sirva para integrar a las personas venidas de la otra orilla del Mediterráneo, y de paso liberalizar el coto privado de Nuestra Santa Madre Iglesia por una religión tanto o más española, el Islam.
Creo que en la nueva Ley de Libertad Religiosa se han de remover las trabas que impiden la enseñanza de la asignatura de Religión Islámica, que se permita el uso del velo en colegios, universidades y demás dependencias del Estado. Dicha asignatura ya se imparte en Ceuta y Melilla, y ya es hora de que llegue a la península.
Cosa más difícil, pero igual de valiente será la construcción de Mezquitas con dinero público (como se están subvencionando las iglesias de media España). Porque sin pertenecer a ninguna religión puedo empatizar, y creo que a nadie le gusta rezar en un garaje.
Que ya lo dice el refranero castellano cuando veas las barbas de tu vecino cortar (Las quemas de coches en Francia)… pon las tuyas a remojar… España debe construir otra política de inmigración distinta a la francesa: -donde el laicismo ha sido el azote contra los musulmanes-. No puede ser aquí, la aconfesionalidad, la solución.
1 comentario:
Ay... si es que ese laicismo francés que hace no tanto era el caballo de batalla de la gauche, ahora son los más à droite los encargados de defenderlo.
Echémonos a temblar cuando se nos habla de neutralidad, como si la République pudiera vaciarse de contenido ideológico. En efecto, la République es ciega: no ve si eres negro, si eres musulmana, si eres bollera o si eres vascoparlante. Y acordes a esa ceguera son sus políticas. Pero es que además la République quiere que sus citoyens permanezcan también ciegos: a las dinámicas de discriminación, a su legitimación lingüístico-mediático-política...
Ya va siendo hora de descolgar de la pared esos proyectos modernos de la fe en el ser humano (es decir, hombre blanco, del Norte, pudiente, hetero...). Al final, a lo mejor tenían razón en eso de perseguir a los masones.
Besitos, Sumiciu, y gracias por compartir [el niño de Biafra, hambriento de salir contigo por Madrí]
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