Una nota negra es la entrada del racismo y la xenofobia a nuestros consistorios. Todos vivíamos tranquilos con lo que se ha dado en llamar la “vacuna del franquismo” (aunque se debería llamar la inmunización, puesto que la vacuna es cuando no se sufre la enfermedad), se pensaba que España era un terreno yermo para la Ultraderecha pero precisamente en la tan democrática Catalunya se ha votado a un fascista reconvenrtido que ha sacado 67 concejales, 2 de ellos en L'Hospitalet, feudo socialista y segunda ciudad de Catalunya.
El problema de la Ultraderecha es su alta toxicidad, pues su mensaje racista es tan simplista como atractivo a la derecha tradicional que no va abandonar su flanco derecho, y este mismo discurso racista ha llevado al PP de Badalona al Ayuntamiento. Hemos de despertarnos y plantarle cara a este fenómeno que tuvo algún reflejo fuera de Catalunya como en Alcala de Henares donde España 2000 consiguió un escaño.
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