martes, 2 de septiembre de 2008

Leyendo la Declaración de Independencia

He comenzado las clases y estoy un poco estresado. El tan ansiado día, ha llegado. Después de vagar 10 días por una universidad, muy chula, pero vacía, enplazada en un pueblaco de 47.000 habitantes (acabo de contrastar la cifra porqué no sé donde se esconden). Asistiendo a infumables sesiones de orientación, y de orientación para la orientación, que terminaban en un ágape en el que ningún iluso preguntaba por el menú, era invariablemente pizza. Bueno después del tedio llega las clases, y descubro que tendré que currar y posiblemente más de lo que hecho hasta hora. El rollito de la Universidad gringa es que te leas la bibliografía, sí, esa parte que en España sirve para rellenar el programa de la asignatura, o para que el primer día de clase selecciones, como si de una sopa de letras se tratase, el manual de la asignatura.

Bueno, como buen seguidor de los propósitos de año nuevo (Y aprovecho para felicitar el año a todxs, Feliz 0809) esta tarde he ido a mi despachito a hacer todos mis deberes, entre ellos, leer la Declaración de Independencia. Y aparte de sufrir como un cochino con el inglés del siglo XVIII y aprender que Brother se decía Brenthren. He disfrutado mucho viendo que tras la declaración de independencia está la idea de la democracia. Las acusaciones que hacen los congresistas contra el Rey de Inglaterra, son ni más ni menos una de las más antiguas (y podríamos decir arcaicas) definiciones de democracia en su sentido moderno. Bueno y un poquillo cabreados con que les frieran a impuestos, también estaban.

Mañana será un día duro y tengo la recepción de mi Departamento (como pongan pizza, les mato) y tendré que tener el cerebro despierto porque tendré que hablar en dos horas en todas las lenguas que conozco (Catalán, Castellano, Francés) y en la que no conozco tanto (Inglés) e incluso puede que deleite al personal con mi recién estrenado itañol.

Por cierto os he metido fotitos de la universidad para que la veáis y a Obama en mi Universidad porque sale en dos de cada tres conversaciones por estos lares, y mi compañera de casa, mi querida Lauren, no pierde ripia para contar como el senador le dio la enhorabuena. Porque en efecto la marea de personajillos vestidos de rojo son estudiantes graduándose y Obama no es que se quisiera vestir de tuno sino que la ocasión obligaba portar atuendo universitario.

1 comentario:

Anna dijo...

Así que tu despacho. Si que te tratan bien esos ianquis. Me encantan tus crònicas desde "el nuevo mundo". Sobra decir que aquí se te echa de menos.

Petons!

Anna