sábado, 9 de agosto de 2008

Y comenzó otra guerra….

Terriblemente hace 90 años que el presidente Woodrow Wilson afirmó que los territorios no se podían entregar de un estado a otro como si fueran muebles, sin tener en cuenta su opinión y estaba cargado de razones para aseverarlo.

Nuevamente, otro ejemplo, Osetia del Sur quería ser rusa, o al menos eso se supone y sin preguntarle, se la unió con Georgia. Esto es la prueba de que el derecho de autodeterminación o de libre determinación, como dijo el presidente Wilson, fue interpretado en cuanto a fórmula y no en su espíritu.

Como bien dijo mi querido profesor Miquel Caminal “No se autodetermina quien quiere sino quien puede ¿O alguien se ha preguntado por el referéndum que ha dado la independencia a Kosovo?”. O entendemos el sentido del derecho de autodeterminación, quintaesencia de la democracia, o seguirán pereciendo inocentes, los mismos de los que se prescinde su opinión.

Dejando claro mi rechazo a la violencia en abstracto, y tanto si cabe a la intervención militar rusa. Quiero demandar atención para unos procesos de independencia que estuvieron diseñados desde la Casa Blanca y en el que poco importaron las aspiraciones de las poblaciones, como en la descolonización fue tan solo repartir los muebles, preferentemente al mejor postor.

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