Un pueblo que se llamaba Libertad

La fiesta en casa esta a punto de acabar, sorteando la ley seca que se impone 24hh antes y después del día de las elecciones. Hoy sigo con ese sentimiento contrariado que me provoca Latinoamérica, entre la esperanza y el pesimismo al que me devuelve a golpes de terrible realismo. Este sentimiento me conduce a pensar en que la victoria de Mauricio Funes está prácticamente en las manos de todos los salvadoreños pero de otro modo todos los salvadoreños esperan fraudes masivos por parte del sistema oligárquico… votos de salvadoreños muertos llevados por extranjeros centroamericanos, compra de votos a las gentes más humildes. Los rumores apuntan a que a los trabajadores de las maquilas (del nahuatl, sudor e identifica las fábricas deslocalizadas del primer mundo) les han sido arrebatados su documentos de identidad a cambio de 20$ y sobre presión de despido.
Pero en cambio por todas partes se respira el cambio como la ilusión de un pueblo que quiere poner en marcha la democracia y robarla de las manos de unos oligarcas que han ensuciado su nombre.
Por todas partes estás las señales de una sociedad desgastada que da la espalda a un sistema que se hunde. Todos abrazan la idea de tener un presidente que salga de fuera de las elites tradicionales que se corresponde con una imagen de profesional liberal, un periodista reputado que encarga la historia de injusticia del FMLN y las esperanzas de una emergente clase media profesional harta de vivir en una sociedad retrasada ya no tan solo en términos económicos sino también política y socialmente.
Esperemos que como dijo Milton al poco de tomar esta foto en Suchitoto “El cambio se siente en el clima”. Estas palabras no fueron pronunciadas por un convencido militante de izquierdas sino por un despolitizado joven hastiado de los que espero mañana den una victoria contundente a Mauricio Funes suficiente ante los fraudes de un sistema decrépito.