Ayer, viernes, el Tribunal Supremo de Connecticut decidió
declarar inconstitucional la Ley de Uniones Civiles que existe en el Estado de Connecticut desde 2005, una ley hecha por una Gobernadora republicana, Mary Jodi Rell, algo su generis, puesto que esta ley daba los mismos derechos que un matrimonio (incluida la adopción), tan solo incluía una discriminación de nombre.
Pero ayer Connecticut se decidió a ponerse en el mapa, y se convirtió en el tercer estado de los Estados Unidos en legalizar el Matrimonio entre personas del mismo sexo, teniendo en cuenta que la discriminación de nombre conllevaba “una discriminación en el ámbito social y en el prestigio y el honor de los homosexuales”
Nuestra Mary Jodi Rell se ha sentido ofendida por el alto tribunal y ha asegurado que el Matrimonio homosexual no es algo deseado por la mayoría de los connectiquenses.
Pero lejos de los bosques de Nueva Inglaterra donde los bosques se llenan de hojas de los colores del Arco Iris para después abandonar el árbol, dando fama al otoño de la región. California votará en referéndum una enmienda a su Constitución para prohibir el matrimonio homosexual que como en mi estado fue una decisión tomada por el poder judicial. Esperemos que Terminator o Chuache, gobernador de California, no termine ésta vez con los derechos de los homosexuales.
Por demás, solo deciros que estoy abierto a ofertas, si alguno quiere que en su país se legalice el matrimonio homosexual bastará con que vaya a instalarme. Tras España y Connecticut, soy más infalible que San Isidro con la lluvia o Santa Gema con las invasiones, ¡Hagan sus Ofertas!
A su izquierda, unas lesbianas connectiquenses contentas delante de la Corte Suprema de Connecticut en Hartford. A su derecha, la glamurosa gobernadora de dicho estado.